Capítulo 4
Cuando la noche anterior
Al se enteró de que vivía en la mansión Mercier se quedó pasmado.
-¿Pero no te da miedo
dormir allí, alejada de todo el mundo? Dios, esa casa es espeluznante –Para mí
aquella casa era solo antigua. Nada espeluznante, ni terrorífica. De pequeña la
imaginaba como una casa en la que vivían brujas y arañas gigantes trepando por
las paredes mientras que el abuelo del marido de mi tía Maffi se comía cada
pedacito de niño que se atrevía a pasar por delante de la casa. Pero, ¡por
dios, son solo historias de niños!
-Es enorme. Por dentro no
es espeluznante, ni por fuera tampoco. Es mágica –Me miró confuso mientras que
cargaba mi bicicleta en la parte trasera de su descapotable. Se nos hizo tan
tarde que se ofreció a llevarme a casa en coche, donde pudimos seguir con la
conversación. –No sé si me explico –Movió la cabeza a ambos lados –A ver,
cuando estoy en esa casa o en el pueblo es como si me transportase a otra
época. Como si me metiese de lleno en alguno de mis libros. ¡Vamos, no me vas a
negar que este pueblo no se parece al bosque de Hogwarts! –Hablaba con
demasiado entusiasmo como siempre que hablo de libros.
-¿Qué?
-¡Hogwarts! ¿Qué pasa en
este sitio, no os comunicáis con el mundo exterior? ¡Dios mío Al, Harry Potter!
–Mi mirada atónita se clavaba en él. ¿¡Quién no conoce a Harry Potter!?
-No leo –Respondió
severo, como si estuviésemos hablando sobre algo terriblemente doloroso.
-No sabes lo que te
pierdes –Le respondí refunfuñando.
-Si lo sé –Aparcó
enfrente de la casa de tía Maffi.
-Adiós y… gracias –Me
despedí de él con dos breves besos en las mejillas y bajé del coche. Antes de
entrar a casa oí su voz llamándome.
-¡Jane! Mañana hay una
fiesta en un pueblo cerca de aquí. ¿Quieres que venga a buscarte sobre las ocho?
–Levanté mi dedo en señal de aprobación y esperé a que se su viejo descapotable
se desvaneciese en la noche para entrar en casa.
Así que aquí estoy, ocho
de la tarde exactas esperando a Al, prácticamente un desconocido, para ir una
fiesta en la que no conozco absolutamente a nadie y encima estoy como un flan. Llevo todo el día para decidir que
ponerme y al final me he decantado por algo arreglado, lo suficiente para que
me dejen entrar a una discoteca, pero a la vez informal, por si me lleva a un
botellón en medio de quien sabe dónde.
Un coche para enfrente de
casa de tía Maffi. Me deslizó en la parte trasera del descapotable de Al sin
darme cuenta de que conozco a la persona que hay en el asiento del copiloto.
-Hola Al –Me acerco para
darle un beso en la mejilla –Hola Clive –Le miro lo suficientemente enfadada
como para hacerle borrar la mirada de autosuficiencia que tenía segundos antes.
-Lo siento Jane, el muy
idiota ha dejado su coche a no sé quién y aún no se lo han devuelto –Y así, yo
en el asiento trasero y los dos hermanos en los delanteros salimos a la fiesta
en… Bueno, en algún sitio
***
-Hola chicas, ¿me
echabais de menos? –Gritó Clive. Me esperaba cualquier sitio menos esto.
Estamos en una playa completamente a oscuras excepto por una hoguera en la que
se sientan seis chicos alrededor. La música no es alta y ni siquiera es música
de la que hace que te tiemblen los oídos, es música lenta pero agradable.
Algunas de mis antiguas amigas la llamarían música depresiva pero a mí me
gusta. Me encanta sentir cada punteo de la guitarra o como suben y bajas por
las diferentes notas sin dificultad y poder imitarlos.
-¿Estás bien Jane?
-Perdón Al, estaba
pensando
-Decía que si querías una
cerveza –Borro de mi cabeza todos los recuerdos de las antiguas personas que
alguna vez fueron mis amigas.
-No gracias, no bebo
–Finjo una sonrisa. Al abre una cerveza y me saca una Coca Cola para mí. Nos
sentamos con el grupo de gente que hay alrededor de la hoguera.
-¿Cómo te llamas?
-Janina pero me llaman
Jane –Una chica con el pelo del color de los ganchitos naranjas que tanto le
gustan a mi hermano intenta entablar conversación. Trato de parecer lo más
extrovertida posible ya que el verano es muy largo y no conozco a ninguna chica
en todo el pueblo.
-Bueno Janina pero me llaman
Jane, ¿de dónde eres? -Ambas reímos antes aquel chiste tonto. Esta vez no tengo
que fingir solo me relajo e intento congeniar lo mejor que puedo.
-¿Qué tenéis en este
sitio con los interrogatorios? –Al que está sentado al lado de mí se ríe aunque
la chica sin nombre del pelo color gusanito naranja nos mira confusa. –Perdón,
soy de Madrid –Me ruborizo. Bueno, en realidad me hubiese gustado ruborizarme
pero mi cuerpo hace mucho que dejó de llenar mis mejillas con color con
facilidad –Y tú, ¿cómo te llamas?
-Kod –La miro confusa.
Nunca había escuchado ese nombre que es igual de peculiar que la chica que lo
lleva.
-Es un apodo –Me dice un
chico que aparece detrás de Kod y la apoya en su regazo. –Se llama Victoria, yo
soy Lewis. Encantado –Estira la mano que aprieto con seguridad.
Ohhh me encanto <3 Me gusta mucho Al, aunque no me gusta que no lea, leer es imprescindible para vivir jajajajaj
ResponderEliminarSube pronto <3